Los aprendizajes en un mundo cambiante

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Hernán Lauracio Ticona, Docente UPCH

En la actualidad, los seres humanos estamos cada vez más interconectados, interrelacionados y experimentamos una creciente digitalización del mundo. Las nuevas herramientas tecnológicas nos facilitan conocer diversas cosmovisiones, formas de vida, manifestaciones artísticas, lenguas, territorios, religiosidades y otras expresiones de las comunidades locales, pueblos o naciones. En este contexto, la educación tiene entre manos la formación de personas capaces de afrontar retos cada vez más complejos y desenvolverse en situaciones diversas con cambios repentinos e imprevistos; pero también sensibles, respetuosas y amables con las particularidades socioculturales y con el entorno ambiental (Unesco, 2021). Para este cometido es necesario evaluar las tradicionales formas de aprendizaje y desarrollar nuevas formas de aprendizaje en entornos virtuales.

Las experiencias educativas demuestran que los aprendizajes intencionados, por muchos siglos, se desarrollaron únicamente de manera presencial mediante la interacción directa entre docentes y estudiantes en un espacio predeterminado – la escuela. Esta modalidad, en la actualidad aún facilita la construcción de conocimientos de manera colectiva, fomenta la aplicación de diversas estrategias metodológicas como las activas y prácticas, permite la construcción del sentido pertenencia y compañerismos (identidad); entre otras prácticas destacables. Por supuesto, tiene también limitaciones como el manejo de numerosos grupos de estudiantes, la organización de horarios rígidos para los aprendizajes, conflictos interpersonales y otros factores que afectan los procesos de aprendizaje (Cullen, 2000).

En cuanto a los aprendizajes en entornos virtuales, se indica que esta modalidad posibilita el desarrollo de la autonomía en los estudiantes, fomenta la organización adecuada del tiempo y los espacios para los aprendizajes, estimula el manejo eficiente de la información, facilita la adaptación del estudio con el trabajo, favorece el uso adecuado y combinación de recursos tecnológicos y digitales, permite las interacciones sincrónicas y asincrónicas, impulsa la organización de comunidades virtuales de aprendizaje; en otros aspectos positivos (Sánchez y Coll, 2020). Sin embargo, tiene también sus limitaciones como la ausencia de un proceso pedagógico estructurado para asegurar los aprendizajes previstos, la generación de brechas en la relación docente – estudiante, el acrecentamiento de inequidades y la individualización, descontrol de horarios de estudio, entre otros.

En el contexto actual, si bien las posibilidades de aprendizaje se han ampliado y diversificado por la eclosión de nuevas herramientas tecnológicas, la modalidad presencial aún cobra vigencia por su carácter realista, vivencial, pragmático y colectivista. Ambas modalidades (virtual y presencial), posibilitan la construcción de sujetos objetivados y subjetivados capaces de afrontar los desafíos e incertidumbres de un mundo cambiante.

Referencias:

[1] “Reimaginar juntos nuestros futuros — Un nuevo contrato social para la educación”. París 07 SP, Francia.

[2] Cullen Carlos A. (2000). Crítica de las razones de educar. Temas de filosofía de la educación. Paidós. México.

[3] Bustos Sánchez, A. y Coll salvador, C. (2010). Los entornos virtuales como espacios de enseñanza y aprendizaje. Una perspectiva psicoeducativa para su caracterización y análisis. En: Revista Mexicana de Investigación Educativa. RMIE, enero-marzo 2010, VOL. 15, NÚM. 44, PP. 163-184