El papel de la inteligencia artificial en la educación
Luis Miguel Cangalaya Sevillano, Docente UPCH
Thomas Kuhn, en su libro La estructura de las revoluciones científicas (1962), señalaba que un cambio de paradigma es, en gran medida, un cambio significativo dentro de la teoría que domina la ciencia. En sentido mucho más práctico, se trata de un cambio de pensamiento en un ámbito en específico que necesariamente implica un replanteo del contenido, de las nomas y de los usos que se dan en ese contexto.
En estos últimos tiempos, lo que ha sucedido con la inteligencia artificial, siguiendo las ideas de Kuhn, es una especie de cambio de paradigma, aunque, en este caso, uno que se veía venir y cuyas nuevas reglas han implicado un necesario acomodo a nuevas necesidades. En el ámbito educativo, con mayor razón, ha significado una revolución que ha traído, como lo hacen los grandes cambios, aspectos positivos y negativos. Si bien hay aspectos que atender como los problemas de originalidad o facilismo en los trabajos, o cuestiones que a veces rebasan los aspectos éticos, los aspectos positivos son mucho más necesarios de considerar. Es necesario conocer y aprovechar los recursos. Incluso, las aplicaciones que brinda la inteligencia artificial deben ser aliados para los procesos de enseñanza-aprendizaje en la medida en que se utilicen con responsabilidad.
Los cambios cuestan, es cierto. Y aunque muchos docentes se han mostrado renuentes en un principio, la necesidad ha hecho que tengan que adecuarse a estas nuevas formas de entender la educación. Al igual que con la llegada y masificación de Internet hace muchos años, hoy, la inteligencia artificial es una nueva oportunidad de atender y responder a los problemas de la educación. El aprendizaje se globaliza y se convierte en una necesidad no solo para los estudiantes, sino también para los docentes. Hay, en todo caso, mucho por aprender.